A Cristina Concha, directora de la escuela 330 de Los Ralos, le sorprende el sacrificio enorme que hacen muchos chicos para poder estudiar y presentar sus deberes. También destaca el esfuerzo de muchos padres que se pusieron en la piel de los maestros tratando de ayudar a sus hijos. De los 647 alumnos que tiene el establecimiento primario, sólo hay 30 que nunca pudieron conectarse.

“Teniendo en cuenta todas las carencias y dificultades armamos grupos de whatsapp y tratamos de adecuarnos a cada realidad para ayudar a todos. No podemos dejar de tener en cuenta que en las casas, con suerte, hay un solo celular para varios hermanitos y que a veces no hay plata para cargarlo. Cuando sé que están en problemas les imprimo el material y se los acerco o lo vienen a buscar aquí”, cuenta la docente, que todos los días recibe a decenas de padres en su vivienda.

“También nos tuvimos que adecuar a esta situación: el celular llega recién a la noche a muchas casas porque lo tiene el papá que sale a trabajar. Somos muy flexibles con la entrega de las tareas”, destaca.

“Es muy triste la realidad de las familias, y a la vez admirable lo que hacen”, apunta. Por esta situación es que este año consideran hacer un seguimiento de cada estudiante y no una evaluación que pueda dejar algunos chicos fuera del sistema. “Fue un año muy atípico, pero los alumnos sí aprendieron cosas”, resume la directora.